domingo, 9 de abril de 2017

En la BUAP se prueba la efectividad de lactobacilos para reducir colesterol
            · Investigadores estudian cómo la información contenida en el ADN es modulada hasta llegar a la proteína involucrada en transformar lípidos
Investigadores de la Facultad de Estomatología y del Centro de Detección Biomolecular, así como un estudiante del Instituto de Ciencias de la BUAP, indagan en el estudio de genes relacionados con el incremento de los niveles de colesterol en sangre, en específico de la apolipoproteína E -una molécula encargada de procesar el colesterol y otras grasas dentro del cuerpo-, el cual buscan modificar con lactobacilos.
Algunos genes de la apolipoproteína E tienen relación con la hipercolesterolemia familiar, trastorno hereditario que ocasiona el incremento de los niveles de colesterol en sangre. Por ello, “se investigan algunos factores que regulan o modifican la expresión de ciertos genes; es decir, se pretende conocer el mecanismo por el cual la información contenida en el ADN es modulada hasta llegar al producto final que es la proteína”, señaló Jorge Antonio Yáñez Santos, coautor del estudio.
Una vez conociendo esta información, dijo, se pretende -a futuro- modular algunas respuestas de los individuos administrando terapéuticamente ciertos microorganismos, por ejemplo lactobacilos, así como la producción de otros microbios, con el objetivo de incidir en la disminución de los niveles de colesterol.
El también profesor investigador de la Facultad de Estomatología e integrante del Cuerpo Académico Biología Oral indicó que los microorganismos son importantes porque interactúan con el cuerpo humano, modelando incluso algunas respuestas del organismo. “Nacemos con ciertos genes y esos genes se modulan en función de estímulos ambientales de diverso tipo, como la temperatura. Además, existe una multitud de asociaciones entre los procesos funcionales y patológicos de los microorganismos con los del cuerpo humano”, informó.
Tan sólo si contamos el número de microorganismos presentes en el cuerpo con relación al número de células, resulta que tenemos 10 veces más células bacterianas que propias. Por lo tanto, se estima que el organismo humano alberga unos 100 billones (millones de millones) de microorganismos.
Es así que a través de la tesis “Caracterización de poblaciones de lactobacilos y su probable efecto antiaterogénico en personas con genotipo Apo E3 y Apo E4”, de José Antonio Vergara Cruz, estudiante de la Maestría en Ciencias Microbiológicas, en el Instituto de Ciencias, trabajo que igualmente codirige la doctora Lilia Cedillo Ramírez, del Centro de Detección Biomolecular, se observará cómo los lactobacilos pueden modificar estas proteínas involucradas en transformar lípidos.
Jorge Antonio Yáñez Santos, doctor en Ciencias Microbiológicas por la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, del Instituto Politécnico Nacional, expuso que el trabajo experimental consiste en extraer muestras de sangre a personas con el genotipo APO E3 y E4, mismas que se analizan mediante una prueba inmuno-enzimática: ELISA, una técnica de laboratorio que identifica pequeñas partículas -antígenos, que habitualmente son fragmentos de proteínas- y gérmenes que causan enfermedades. La identificación es específica, porque consigue que pequeños segmentos de proteínas destaquen y no puedan ser confundidas con otras.
Se investigan los haplotipos E3 y E4 por ser los más comunes y de mayor riesgo. La apolipoproteína E se agrupa en cuatro distintas formas de la misma proteína, llamadas isoformas: E1, es extraordinariamente rara; E2, relativamente escasa y tiene efecto protector cardiovascular; E3 es la más común y el haplotipo 4 está implicada con ateroesclerosis -depósito de grasa en arterias.
Todos tenemos dos genes: el del padre y la madre. Entonces si ambos son 3, el hijo tendrá 3/3, un genotipo considerado normal; si es 2/3 tiene un genotipo protector cardiovascular; si presenta el genotipo 3/4 es propenso a padecer infartos y si es 4/4, además de problemas cardiovasculares, el sujeto desarrollará la enfermedad de Alzheimer.
Actualmente, la investigación se encuentra en la fase experimental con alrededor de 30 pacientes, por lo difícil de conseguir una muestra adecuada. “Tenemos resultados preliminares y es probable que exista cierta relación, por ello esperamos tener más muestras para validar estos resultados”, agregó.
Por el momento, comentó Yáñez Santos, se realiza la identificación molecular de los lactobacilos y la estandarización de las técnicas ELISA, para la determinación de apolipoproteína y de genes de los haplotipos E3 y E4.
La siguiente fase del proyecto será determinar cómo actúan estos haplotipos (E3 y E4) en presencia de lactobacilos, los cuales modulan el crecimiento de otras bacterias y sustancias por parte del sistema inmune, para conocer los posibles efectos benéficos de estos microorganismos en términos nutricionales e inmunológicos a nivel metabólico.
De esta manera, el equipo de investigadores de la BUAP pretende incidir en la disminución de los niveles de colesterol. Lo anterior, “es relevante porque si tenemos niveles elevados de colesterol en sangre ese exceso se depositará en el interior de los vasos sanguíneos y los tapará, obstruyendo la circulación sanguínea. Si esta obstrucción es en una arteria coronaria, se llama infarto del miocardio, una de las principales causas de muerte en el mundo”, puntualizó el investigador.


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