miércoles, 21 de septiembre de 2016

Trump, del odio al disfraz de humano.
Abel Pérez Rojas
“Ser humano es una postura ética de la vida,
 no un disfraz“.
Abel Pérez Rojas
Para ser humano,  en la extensión de la palabra, no basta con tener las cualidades del homo sapiens –postura erecta, locomoción bípeda, destreza manual y en términos generales uso del cerebro-, implica mucho más: es una postura ética frente a la vida, frente a quienes nos rodean y hacia nosotros mismos.
En ese sentido, el perverso candidato Donald Trump dista mucho de ser humano. Eso se ve a simple vista, es en ese terreno en el cual deben entenderse sus discursos discriminatorios y xenófobos.
Por eso ha llamado la atención de analistas norteamericanos el curso que ha tomado en los últimos días la campaña electoral de Donald Trump, en la cual se ha tratado de presentar como “humano” a un individuo altamente peligroso para la paz mundial, lobo con piel de cordero.
La más reciente artimaña del magnate norteamericano ha sido presentarse en diversos medios masivos como un hombre chistoso, simpático, ocurrente, saludable; en resumen, como si se tratase de una persona común y corriente.
Eso es sólo un engaño, porque la visión ética que sustenta lo humano no se hace de la noche a la mañana… se entiende la postura en virtud de la  escasa diferencia porcentual de alrededor de 3 puntos de su competidor, a menos de dos meses de las elecciones generales en Estados Unidos.
El gran Gabriel García Márquez sintetizó magníficamente lo que implica ser humano como una construcción a lo largo del tiempo: “Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga a parirse a sí mismos una y otra vez”.
La vida de Donald Trump, como de algunas personas, es la historia de seres que se perdieron en el camino que humaniza porque apostaron a la consecución del poder como una consecuencia lógica del tamaño de su billetera, sin importar si hay que arrollar a otros.
Por eso, al menos desde fuera del país de las barras y las estrellas puede verse con claridad la burda estrategia electoral del magnate.
Al embaucamiento del electorado norteamericano es a lo que le están apostando los asesores del candidato republicano para dar uno de los últimos jalones que empareje y gane la contienda presidencial.
Los electores norteamericanos –por más de que se trate de una sociedad hipermediatizada- no pueden caer en la trampa y con ello dar su voto a quien ha demostrado ser todo lo contrario al producto que ahora en gran medida les están tratando de vender.
La humanidad entera, y en particular el pueblo norteamericano, no podemos caer en los engaños de un grupo poderosísimo que ahora pretende vendernos a su más depurado integrante como  si fuera alguien como usted o como yo.
Su disfraz de humano es grotesco señor Trump.
¿No le parece?, amigo lector.
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.


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