miércoles, 17 de agosto de 2016

MÉDICO PSIQUIATRA DE PUEBLA, FUE RECONOCIDO EN PACHUCA HIDALGO.
Por Alejandro Fernández Martínez
Con un merecido homenaje, el desaparecido médico psiquiatra de origen poblano José Donato Muñoz Onofre, fue recordado por su trabajo e investigaciones en la airosa Pachuca, donde descubrió la "Vacuna Social" para enfermos mentales, trabajo que desarrollo ocupando el cargo de subdirector del Hospital Psiquiatrico Villa Ocaranza.
Con la romántica idea, “de ayudar al más necesitado”, cita la información que publicó el “Sol de Pachuca”, el poblano galeno, fue reconocido por haber descubierto la importancia de la “Vacuna Social”, una herramienta fácil de implementar, pero difícil de advertir, sólo la cotidianidad de tratar a los pacientes hizo descubrió su importancia.
La vacuna que nació hace 9 años, vigilando la salud mental de una joven, originaria de la Huasteca.
Muñoz Onofre, destacando su incontrolable conducta, la llevó al nosocomio donde le diagnosticó un brote psicótico secundario a un trastorno efectivo bipolar maniaco.
Es decir, totalmente fuera de la realidad. sufrió alteraciones, alucinaciones, delirios, agresividad, mayúscula violencia. Sin control psicomotriz, urgentemente, fue hospitalizada.
Durante 20 días fue tratada con diversos psicofármacos, aunado al apoyo de sus familiares, quienes fueron canalizados a través del Sistema DIF de Hidalgo.
Parecía que la joven, de unos 25 años, se normalizaba.
Felizmente y con indicaciones expresas de Muñoz Onofre en cuanto a seguir al pie de la letra la prescripción, regresó a la cálida región.
Pero, ¡oh, sorpresa! A los tres meses volvió. Esta ocasión, acompañada por policías, porque tal era la fuerza que ni siquiera sus seres queridos la pudieron controlar.
La duda surgió: ¿Por qué está en este estado, si estrictamente se le dio la recomendación del medicamento?
La respuesta fue la menos inimaginable: los familiares ignoraron las indicaciones de Muñoz Onofre para aplicar la receta.
Nuevamente, fue atendida en Villa Ocaranza. Fue dada de alta, sana y estable. 
Y a los seis meses ocurrió una tercera visita al nosocomio, esta vez con un cuadro psicótico.
La imagen es inolvidable: rostro, cuerpo y brazos quemados.
En uno de sus periodos psicóticos, ella misma se prendió fuego, incluso, dañó el pequeño cuarto donde vivía.
En este punto nuestro protagonista se dio cuenta de la importancia de educar a la familia, a fin de atender este tipo de enfermedades. No sólo es sufrible para el paciente, sino para todas las personas que lo rodean.
Una vez aplicado este método, la paciente pisó por cuarta y última vez el hospital. "Al año y medio la vi. Estable, controlada, sin algún síntoma afectivo. Incluso, reveló que amplió su cuarto y puso su «changarrito» de tortas", detallan sus resportes.
¿Quiénes fueron? "Sus seres queridos y, mayormente, su hermano, contribuyeron a sanar a la muchacha".
PSICOEDUCACIÓN 
De este caso surgió, por vez primera, la denominada psicoeducación o vacuna social.
Consiste en una serie de 5 pláticas con las personas cercanas a un enfermo mental. En las primeras orientaciones se halló que estas conductas se mezclan con las creencias populares.
"Supuestamente, por ser víctima de la bruja, del nahual, de fuerzas sobrenaturales".
Junto con un colega, el psiquiatra Zenen González, fueron los creadores. "Desde hace 9 años la vacuna ha sido exitosa, porque la mayoría de las ocasiones evita que el paciente reingrese y es diseñada según sus necesidades", logrando, mediante la información profesional, que los participantes se tranquilicen con la finalidad de reintegrar al enfermo mental a la sociedad.
En suma, nace la confianza, seguridad y tolerancia.
Durante las sesiones, donde intervienen psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales y especialistas, se da a conocer que un ser humano deja de funcionar en la sociedad cuando presenta diversos síntomas. 
Destacan altibajos en el estado de ánimo, sentimientos de culpa, ideas inadecuadas, agresividad, irritabilidad, deja de producir e impulsividad.
Actualmente, con un equipo especializado, también se da la asesoría para controlar al paciente y reintegrarlo a la sociedad. 
SIRVIÓ CON PRIVILEGIO
En su calidad humana, Muñoz Onofre vivió cambios. Uno de los más importantes fue hace 12 años.
Estuvo en la etapa de granjas en Villa Ocaranza. Entonces era subdirector. Hoy es uno de los hospitales más avanzados.
Oriundo de Puebla, dijo en su momento: "No trabajo, es mi vida. Es un privilegio servir a los demás".
Lo demostró en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE), delegación Hidalgo, y como perito en psiquiatría en la Procuraduría de Justicia General de Hidalgo (PGJH).
"No es fácil desarrollarse en este ámbito -comentó alguna vez-, porque se debe aprender a ser tolerante, cálido, saber escuchar, ser autocrítico e introspectivo".
José Donato Muñoz Onofre, que en paz descanse, siempre tuvo la "idea romántica de apoyar a los más necesitados, y que mejor mediante la profesión que siempre amo. Sus amigos poblanos, siempre le recordaremos, Descanse en Paz.


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